Lugar de oración, observatorio estelar de antiguos peruanos, belleza natural y potencial destino turístico en Junín. Las enigmáticas formaciones de Torre Torre no dejan de sorprender
Por Raúl Mayo Filio
Provisto de multicolores túnicas de lana de oveja, los 'layas' (sacerdotes andinos) llegan hasta las misteriosas elevaciones de arcilla que se hallan al lado este de Huancayo e inician una plegaria en quechua mientras sus largos cabellos ondean en el viento. Han arribado a Torre Torre, un enigmático lugar al que los lugareños consideran sagrado por la forma de su estructura, similar a la del órgano reproductor masculino.
Los viejos sabios, con Pedro Marticorena Oroña a la cabeza, sostienen que Torre Torre cierra el círculo de la fecundidad en el que también participa la madre Tierra del valle del Mantaro.
Los 'layas' huancas dirigen la mirada a los nevados del Huaytapallana y a las erguidas elevaciones de la mágica montaña y piden a los espíritus de los andes por la paz en el Perú y el mundo y porque se deje de dañar a la sagrada naturaleza. Lo hicieron el lunes pasado, aprovechando la primera luna nueva, la primera luna del año.
El rito es seguido por medio centenar de asistentes a la ceremonia quienes ofrecen a los imponente cerros coca, aguardiente, fruta, flores y pan. Todos tienen la certeza de que sus peticiones serán escuchadas, que sus deseos serán cumplidos.
Pedro Marticorena también lo cree y por eso a menudo realiza este ritual en un ambiente más íntimo, siempre junto con los 'layas' Próspero Huamaní López, Carlos Cóndor Ames y Gabriela Galván Rúa.
"Queremos orar por la paz en el Perú y el mundo ahora que se inicia el nuevo año. Para eso buscamos la armonía de la madre Tierra con el aire, el fuego y el agua en conjunción con las estrellas, el Sol y la Luna como lo hacían nuestros antepasados. Oramos por la salud y el bienestar de todos", cuenta Marticorena mientas masca diligentemente hojas de coca.
Él es además el líder de la organización Wali Wasi que agrupa a quienes luchan por mantener las ancestrales costumbres de los habitantes de los andes.
Fue este 'laya' quien nos reveló el secreto de las torres, esa extraordinaria formación natural de arcilla que a pesar de encontrarse cerca de la capital de Junín era casi inexplorada.
Desde lejos, Torre Torre se vislumbra como una gran mancha roja en medio de los cerros de color marrón y verde oscuro. Mucho más cerca parece un castillo con innumerables torres y atalayas que lo resguardan, de ahí precisamente su nombre.
Los geólogos, menos mágicos, señalan que Torre Torre está constituido por formaciones originadas por las lluvias y el viento en terreno arcilloso, a manera de altas columnas de roca sedimentaria de caprichosas dimensiones. Los torreones, indican, pueden medir hasta 30 metros de alto.
ANTIGUO OBSERVATORIO
Carlos Cóndor Ames, antropólogo y docente de la Universidad Nacional del Centro, afirma que las curiosas formas fueron un lugar de observación del firmamento de los antiguos peruanos.
Según cuenta el experto, los sabios de tiempos ancestrales trepaban por escalinatas que construyeron en las torres (que hoy ya no existen) para llegar hasta la cima y contemplar el movimiento de la Luna y las estrellas.